José Luis V
18 de mayo de 2024
Único alojamiento que tiene franquiciado Paradores en Portugal a la empresa hotelera Montebelo. Es una casa solariega del siglo XVIII magníficamente conservada. Se pueden recorrer sus salones, ambientados con muebles y cuadros de época o pasear por su extensísima finca. Nos dieron un plano del lugar para no perdernos. Incluso nos acompañaron a la habitación, ya que aquello es como un laberinto si no lo conoces. Nos quedamos impresionados por el jardín francés, con su lago de los cisnes y su estanque con flores de loto. No menos imponente es el jardín inglés, con árboles centenarios. Fue un placer visitar la quesería y ver cómo se fabrican los quesos que producen y venden. También degustamos los vinos de su bodega y sus mermeladas. Los dos días de estancia resultaron perfectos, gracias a la amabilidad de todos los empleados. La habitación era muy amplia, con dos camas muy cómodas. El cuarto de baño también era espacioso. Solo lamentamos no disponer de cabina de ducha; la bañera no nos resultó muy cómoda. Las noches fueron sumamente tranquilas: no se oía absolutamente nada. Pero hay que saber que estamos en el campo, por lo que conviene que las ventanas permanezcan cerradas. A nuestro regreso de la cena, nos encontramos con un murciélago volando por toda la habitación, que parecía estar casi más asustado que nosotros. Al cerrar las luces, se marchó por donde había entrado.