Usuario invitado
2 de mayo de 2022
El hotel me sorprendía con cada zona. Al entrar tiene un pequeño hall decorado con mucho gusto, aunque no solamente el hall, sino el hotel entero. No hay una recepción como tal, pero Petra se encarga de ayudarte con el check-in y de explicarte todo con un trato inmejorable, dispuesta siempre a facilitarte cualquier cosa que te haga falta. En planta baja se encuentra el hall, un baño y la habitación de minusválidos. La escalera que sube hacia las habitaciones tiene un acabado abovedado de piedra, un detalle más en la estética del hotel. A la habitación no le faltaba de nada. Contaba con TV, A/A y wifi. Limpia, tranquila, bien distribuida y decorada, y sobre todo muy cómoda. A destacar la calidad del colchón, la comodidad de la ducha y el estilo del lavabo. Si no recuerdo mal había otras tres habitaciones ocupadas y en ningún momento fue un problema el ruido. En la última planta está la zona común que funciona como cocina para los huéspedes. Tiene microondas, cafetera, tostadora, fregadero, y un pequeño frigorífico y mueble-despensa por habitación. Cuenta también con hilo musical que, por lo menos para mí, era de un repertorio súper elegante. Desde aquí se puede acceder a la terraza con vistas a la zona y, además de bien decorada, está bien iluminada. Es perfecta para tomarte alguno de los vinos de la isla que se ofrece allí mismo. Sinceramente no sé qué puedo poner como pega, tuve una estancia perfecta y comodísima. Gracias de nuevo, Petra. Sebastián.