Usuario invitado
16 de abril de 2023
Buen hotel en el extrarradio de Londres pero con estación de metro a 100 metros y a 30 minutos del centro de Londres. El edificio debía ser antiguamente un banco porque tiene el hueco en la fachada tapado de un antiguo cajero automático. Hace esquina con la calle principal de un barrio hindú y un callejón un tanto oscuro. Aún así la zona no da sensación de inseguridad ni siquiera a la noche. Las instalaciones son bastante nuevas y tiene recepción las 24 horas. El personal solo habla inglés y fueron comprensivos con un problema de efectivo a la hora de la entrada. Acordamos que el pago sería en efectivo pero tuvimos problemas con los tres cajeros automáticos cercanos al hotel, por lo que nos permitieron guardar las maletas en una de las tres habitaciones reservadas (a eso de las 11 de la mañana cuando el check-in era a las 14), ir al centro para nuestras visitas programadas y ya abonar a la noche el pago. Las habitaciones son un poco pequeñas pero debe ser lo normal en Londres (no he visto más). El baño según cada habitación tiene la ducha más grande o más pequeña y tiene un toallero eléctrico (el nuestro en concreto no funcionaba pero no nos importó ya que llevábamos un calefactor enchufable). La habitación tiene climatizador individual que funciona correctamente. El desayuno es en el sótano y tiene productos calientes (una especie de fritata, huevo revuelto, salchichas y alubias inglesas) y fríos (queso, bollería, yogures, té, pan de molde con tostadora...). Además tras comentar una intolerancia a la lactosa se encargaron de traer el día siguiente leche de soja para esa persona. Cerca hay un montón de restaurantes, KFC, Subway, MC y un pub con servicio de cocina. El hotel estaba limpio y si no entregas las llaves de la habitación a la mañana y pides la limpieza, no la realizan. El wifi funcionaba bien tanto en velocidad como en extensión y el último día que salíamos más tarde nos permitieron dejar las maletas en recepción vigiladas hasta la hora de recogida. Como cosas raras que vimos, en el sótano del desayuno NO había microondas para calentar la leche (nos la calentaba la empleada en la cocina) y tampoco había cacao (sí café y té). Y como único punto negativo las ventanas no aíslan el ruido casi nada, por lo que al estar en la calle principal molestaba un poco el ruido nocturno. Sin duda si tuviéramos que volver a Londres contaríamos con este hotel.