Guesthouse Kálfafellsstadur

Dormir al lado de un cementerio. Y no saberlo. Después de un camino de barro y lodo por la lluvia llegas a kalfafellsstadur Guesthouse. Después del enfado de la señora thora por llegar tarde. Fue complicado subir nuestras maletas por las escaleras y entrar en nuestras habitaciones, pero Thora se transforma por la mañana y paso a ser una anfitriona maravillosa, sobretodo si valoras sus mermeladas que ella misma hace. Tiene de todo y el desayuno fue uno de los mejores de nuestras vacaciones. Thora nos despidió rápido y no nos dejó usar su cocina para llevarnos café en el termo y leche. Ella te lo da todo para que lo tomes allí. La habitación normal el colchón incomodo y sin armario pero limpio. Muy pequeña. El baño de arriba muy limpio y agradable. Con calefacción en agosto. La sorpresa te la llevas cuándo te vas y ves el cementerio. Islandia no deja de sorprenderme. .