Nella53
30 de noviembre de 2023
Celebramos nuestras bodas de oro en este Resort. Resort ítalo-suizo ecosostenible inmerso en un maravilloso jardín tropical cuidado hasta el más mínimo detalle que acoge, mima y estimula al huésped a respetar la naturaleza, garantizando tranquilidad y relajación. Las estructuras de madera cuentan con habitaciones con vista al mar o al océano, todas extremadamente cómodas y espaciosas, decoradas en estilo maldivo. La larguísima playa privada de arena blanca de coral está equipada con tumbonas y sombrillas siempre disponibles y permite disfrutar de estas maravillas: el mar azul con colores cambiantes y puestas de sol impresionantes. En definitiva, ¡un paraíso! De hecho, hacía tiempo que queríamos ir a Maldivas pero sin el súper lujo que normalmente se ofrece en este tipo de destinos. El complejo está situado en una isla habitada, Hanimadoo, a la que se puede llegar a pie en pocos minutos o en bicicleta que se puede alquilar en recepción. Fuimos a pie para poder disfrutar de cada detalle del pueblo de unas 2500 personas. Al tratarse de un país musulmán, se recomienda un código de vestimenta adecuado al respeto de sus habitantes y sus costumbres. Cocina deliciosa, muy variada, toda hecha a mano, pensada para satisfacer todas las necesidades, incluso las más pretenciosas. Deliciosos pescados, en particular el carpaccio de atún cuyo sabor todavía recuerdo y que extraño, muchas verduras siempre variadas para todos los gustos tanto crudas como cocidas, infinita variedad de postres y la espectacular mermelada de papaya. ¡Un auténtico manjar! Resort apto para todos, desde parejas hasta familias con niños. Excursiones diarias y posibilidades de buceo en el centro de buceo. Personal muy amable, siempre sonriente, que tranquiliza al turista y trabaja para que el cliente quede satisfecho. Nunca he conocido gente tan servicial. Un agradecimiento especial a la Directora General, Sra. Raffaella, que apoya y mima a los clientes con amabilidad y amabilidad. Volvería mañana aunque el viaje de ida fue un poco tortuoso pero la cálida bienvenida nos hizo olvidarlo rápidamente. Este viaje nos ha renovado y por ahora vivimos de recuerdos. ¡Gracias a todos por todo! ¡Y quien sabe! Nunca digas nunca …
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