Yaiza P
5 de julio de 2024
No es para nada lo que se espera de un 5 estrellas. Lo que llaman suites en realidad son apartamentos más bien oscuros y con una implementación lumínica objetivamente deficiente en el espejo del cuarto de baño (imposible maquillarse en condiciones) y desagradable en el resto de la casa a la hora de crear un ambiente agradable en la habitación. Lo que llaman colchones "king size" son 2 colchones pegados con su correspondiente frontera entre ellos. Ni siquiera se molestaron en poner un cobertor de colchón para mitigar el borde entre los dos colchones. La arquitectura del hotel remite más a una barriada que a un hotel. El personal de desayuno y restaurantes es en general (no quiero generalizar, encontramos algunas personas muy agradables y educadas entre el servicio del hotel), fui con una persona con la que hablaba en inglés, el personal no sabía que podía entender sus comentarios. Me da pudor repetir lo que tuve que oír de algunos de los empleados durante el desayuno. La calidad de la comida en desayunos es buena. El desayuno se sirve de 7 a 11. Una mañana llegamos a las 10.45, que fue exactamente la hora en la que empezaron a desmantelar el buffet de desayuno de forma estruendosa. Quiero pensar que lo mínimo exigible a un establecimiento de 5 estrellas es, como mínimo, que las labores de limpieza y recogida de la zona de desayuno no comiencen hasta que el cliente haya terminado de desayunar. La calidad del restaurante Tagara es mediocre y con unos precios ridículamente inflados. Se venden como cocina chic canaria, una especie de versión refinada de la cocina local, yo soy canaria. Pedimos supuestamente un un pescado fresco a la plancha y recibimos un pescado refrito que bien podía haber estado congelado porque no sea preciaba en absoluto la conocida exquisitez de un pescado fresco de nuestras costas, como el que se sirve en cualquier bar de playa de la zona costera en las islas. Por supuesto las papas arrugadas eran del tipo "papa blanca", si voy a pagar el plato de papas arrugadas a 20€, lo mínimo es que sean "papas bonitas", tal vez a un extranjero se la puedan colar, pero los canarios conocemos la excelencia de nuestros productos locales y podemos aceptar que en determinados contextos se quintuplique su precio sobre cualquier restaurante medio, pero lo que es inaceptable es que la calidad sea baja o no llegue a los estándares de cualquier restaurante "barato" (pero respetable) de la isla. éramos conscientes de qu estábamos en un establecimiento de budget alto que estábamos dispuestas a pagar con alegría pero por lo que no paso es por una calidad deficiente y una cantidad ridícula de producto en cada plato. Unas gambas al ajillo que creo recordar cobraron a 40€, venían 5 tristes gambas nadando en aceite. Una vergüenza. A pesar del decepcionante precedente en el restaurante Tagara, a la siguiente noche quisimos conocer el restaurante Melvin, que ese encuentra igualmente en las instalaciones del hotel Terrazas de Abama. Un nombre como el del c