Usuario invitado
11 de junio de 2023
Al margen de la ubicación inmejorable en pleno centro de Grenoble, creo que hay que poner en valor el tipo de hotel. Si lo que te va es el toque chic y estándar, idéntico en cualquier ciudad del mundo, de un hotel de cadena, este no es el tuyo, pero si buscas un hotel pequeño, con el encanto de los viajes clásicos y la personalidad de un alojamiento independiente, regentado por una familia, como los de antes, te recomiendo que te alojes aquí. Se trata de un preciso edificio histórico, con habitación y baños completamente renovados, camas amplias y cómodas. Mi habitación tenía balcón y unas preciosas vistas a la plaza y a la montaña. El trato del personal, inmejorable y cercano. En el desayuno todos los productos son de calidad, desde el café (Nespresso), hasta el zumo (envasado, pero bueno), la bollería, la fruta, el yogurt, los cereales, el pan o la mantequilla; si le tuviese que poner un pero, el único sería que podría haber más variedad de produtos, son pocos, pero buenos. Si vuelvo a Grenoble, volvería a este hotel por lo comentado: ubicación y encanto, tuve la sensación de estar, de verdad, en Francia, no en un hotel muy moderno y muy bonito, pero que podría estar en cualquier sitio del mundo. Cumple, de sobra, con la calidad esperada en un tres estrellas.