Hotel LIVVO La Quinta Roja

Bonita antigua residencia canaria con un precioso y tranquilo patio. Las habitaciones son todas distintas aunque espaciosas. A nosotros nos correspondió una del primer (y último) piso y había que subir 24 escalones (no hay ascensor) para llegar a ella. Decoración acogedora pero la habitación estaba desaprovechada, se echaba en falta más sitio para guardar la ropa (había varios colgadores pero solo unas reducidas balda y media para dos personas). Tampoco estaría mal que hubiera una mesita para poder escribir y dejar cosas (el enorme TV ocupaba toda la mesa existente). La cama y las almohadas muy cómodas. El baño, por motivos que se me escapan, tenía un peldaño para entrar desde la habitación, lo que daba lugar a traspiés hasta que uno se acostumbraba y tenía el lavabo situado a una altura desmesurada (como para alguien de 1,90m), había que ponerse casi de puntillas para alcanzarlo. La ducha era magnífica en espacio y grifería. El servicio del hotel es muy profesional además de simpático El restaurante, que también se utiliza para los desayunos (por cierto muy buenos con zumo natural), tiene un decoración agradable, tanto en la zona interior, como en su patio. La comida no me pareció excelente (el pescado que tomé estaba algo seco) y el precio era algo caro, aunque no demasiado. Los camareros del restaurante eran muy solícitos aunque algo empalagosos. Hotel recomendable, sobre todo si no se usan maletas demasiado pesadas o se tiene la habitación en la planta baja.

Con fecha 13 de octubre, mi esposa y yo, dando una vuelta por Garachico sobre las 17.20 h, decidimos ir a tomar una café en el maravilloso patio de este hotel. Según nos aceramos me indica mi mujer que debería ir al WC. Nos atiende muy educadamente una señorita cuando indicamos que deseamos tomar un café y un agua en una de las mesas de la terraza interior en el patio. Pregunta a un señor y este le dice que hasta las 18h no abren la terraza interior (falso completamente, porque había ya dos personas dentro y a los 5 minutos vinieron otras tres y les dejaron ocupar una de las mesas). Mi mujer me indica que va un momento al WC, a lo que yo la indico que la acompaño hasta el mismo. A los 5 minutos yo salgo de nuevo a la calle y me pide el camarero que no nos dejó pasar que me acerque a él. Seguidamente me indica que la próxima vez que tenga quien ir al WC le pida permiso. Obviamente ante tal circunstancia, donde a las 18 h iríamos a tomar ese café, no pude por menos recriminarle la actitud a este caballero, por su falta de rigor, por su falta de tacto y por su falta de profesionalidad. Creo que no merece la pena que me extienda más en comentarios, pero ante la situación vivida, el comportamiento de un señor hace que la valoración de este negocio tenga que ser por mi parte absolutamente negativa, no logro comprender que un hotel con ese aspecto pueda tener en su nómina a una persona que trate con cualquier cliente, ya sea para comer, cenar, alojarse o simplemente tomar una café. Por si queda alguna duda, es un caballero delgado, pelo castaño y ojos azules, en la zona de restaurante es por donde parece ser que se mueve, lamentablemente para sus compañeros y para la gerencia de este hotel

El hotel está situada en la plaza de Garachico, frente al ayuntamiento y la Iglesia, muy cerca de las piscinas naturales y de la pequeña playa. Tiene un patio interior espectacular, el hotel es moderno y el personal super amable. Gracias Larry por su amabilidad y buenas recomendaciones. Nos vemos pronto. Aviso a fumadores: no se puede fumar en ninguna zona del hotel. Pero al ser pequeño, no cuesta nada salir a la calle! Merece la pena!

El edificio es precioso, la atención inmejorable, súper amables, muy muy limpio, la ubicación es perfecta y el restaurante es excelente. Para descansar es ideal, muy tranquilo sin ruidos y muy confortable.

El mejor hotel rural que he visitado. Ubicación, confort, calidad, servicio, trato del personal, profesionalidad, simpatía, “empatía” e información del municipio y de toda la isla baja. Solo pude disfrutarlo por un día, pero la próxima serán mas días y más interior. Especial agradecimiento a su recepcionista, Nuria y a su propietaria por la atención y ayuda personal que me ofrecieron, regalo que nunca olvidaré.