Hotel Palmenhof

Mi experiencia durante la única noche que me alojé en el hotel tuvo aspectos positivos, pero también algunos puntos mejorables. El lavabo reformado y adaptado fue un gran acierto, y durante el check-out, aunque la barrera del idioma fue evidente ya que la persona no hablaba inglés, se mostró muy amable. Incluso me ofreció una sala para realizar una reunión telemática y guardarme la maleta, lo cual fue un detalle que aprecio mucho. Sin embargo, el trato durante el check-in dejó que desear. La actitud de la recepcionista fue fría y distante, sin un saludo o despedida, algo que me sorprendió considerando que es mi quinta visita a Frankfurt y nunca antes había vivido un trato tan poco acogedor. Entiendo que el idioma puede ser una barrera, pero no creo que justifique la falta de cordialidad. En general, aunque hubo pequeños detalles como manchas en las paredes y un cojín algo incómodo, valoro las facilidades ofrecidas y los esfuerzos durante el check-out.