Hotel Real Ferrol

Si buscas un cuatro estrellas con vistas al mar, éste no es tu espacio. Si buscas un alojamiento céntrico, a muy buen precio y con todo lo esencial, éste sí es tu espacio. Habitaciones amplias, desayuno correcto y una inmejorable atención de parte de Sergi.

Teníamos una habitación con vistas al patio interior, pero teníamos un precio de 65€ con desayuno incluido en pleno centro de Ferrol. El desayuno estuvo bastante bien. Queríamos empezar a las 7 a caminar y nos ofrecieron el mismo self service desde las 6:00 am. Al final bajamos a las 7:30 porque pensamos que aunque la etapa gasta Pontedeume era larga, tampoco hacia falta salir de noche y no ver nada de Ferrol.... Al final esa decisión fue un error, en cuanto a la etapa porque al final salió el sol y estamos en una ola de calor de agosto (increíble en Galicia), pero fue un acierto en cuanto al desayuno porque el pan llega a las 19:30

El hotel no es de tres estrellas, sino de una. Eso es publicidad engañosa. El cuarto de baño básico, no tenía ni una triste repisa. No hay apenas espacio para pasar de un lado a otro de la cama. Se hizo la reserva con más de un mes de antelación y me dieron la habitación más pequeña.

El personal un 12/10 o más. La ubicación buena. Pero decepcionada. Yo reservé hace tres meses, pasándome 17 minutos al teléfono para explicarle solo la condición de dos habitaciones juntas o lo más próximas posibles y no entendieron esa condición. Al final lo solventaron, ya dije que el personal muy empático. El hotel parecen dos edificios juntos, es un laberinto totalmente, poco recomendable o más bien nada para niños o gente mayor, mi madre no podría ir sola y mi hija de 14 se perdió en el laberinto y hubo otra pareja que no sabía si tenía que subir por un lado o ir por otro, literalmente. No es accesible, hay que solventar como 6 escalones mínimo y las habitaciones standar no son amplias. No hay escobillas en los baños. Ni agua caliente de noche. Yo quise lavarle a mi hija pequeña los pies en agua caliente a la noche y después de un buen rato salió templada ni un minuto. Las primeras habitaciones que me dieron, me cambié exactamente tres veces de habitación, la segunda vez no cerraban las persianas. El desayuno escaso no, lo siguiente. Mi hija no puede tomar leche proveniente de animal y se les había acabado en las dos mañanas que estuve allí. Mi hermana no pudo tomar café, un café normal, pues no había. No hay basura de líquidos o lavabo o similar. Espacio muy deficiente, como diez mesas. Tuvimos que esperar para desayunar, como mucha otra gente. Lógicamente, aunque el trato del personal fue más que exquisito, no volveré. No accesible, laberinto, sin agua caliente ni escobilla, tengo que mirar si las persianas cierran? No me tienen leche para la niña ni un café normal para mí