Aumallia Hotel & Spa

Escogí este hotel para regalar la estancia a mi marido por su cumpleaños ya que somos mallorquines y nos apetecía descansar y desconectar de ciudad y niños. Cómo no tenía medía pensión hice aparte una reserva en el restaurante del hotel. He de decir que las dos estrellas es 1 por bonito y encantador, que lo es, y otra por el personal que es increíble,; prácticamente todo familia. Cuando entramos en la habitación nos tiró para atrás un olor intenso a humedad y encerrado que se mantuvo toda la noche, de esos que se metía en la nariz. Parecía que dormí en un armario. Fuimos al spa ( muy modosito) y nos encontramos un niño que no tenía ni 11 años jugando como si fuera una piscina. Nosotros veníamos huyendo de niños y fue un rato algo incómodo. Nos dirigimos después al restaurante y la comida (que fue correcta de sabor) era escueta y cariiiisimaaaaa. 20 euros un plato con un trocito de secreto y un puñadito de patata y moniato ( que nada más) se veía todo el blanco del plato. El otro primero bacalao a la mayorquina algo pasado de cocción y que se le habían pasado de pasas. Yo siempre las quito y casi me fue imposible. Había más que patata, que había 3 trozos. Una ensalada de queso de cabra por pers. que fue otro puñadito de tomate y queso y un aliño. El tomate un aspecto arrugado de esos que ya tiras en casa 12 euros. La bodega de vinos todos mallorquines ( que yo entiendo que los estrangeros paguen cualquier cosa) pero los precios eran desorbitados. Hicimos alguna comparación con PVC y venían cobrando 400 % de la botella. Nosotros acostumbrados a pagar el doble pero no el cuatriple. Pedimos pues cervezas a 4 euros el botellín. Impresionante. La factura fue 82 euros por la ensaladita x2, el primerox2 y 2 cervezas cada uno Y 2 trocitos de pan con cada plato. También te cobran 3 euros cada uno por cubierto. Eso que es el alquiler del tenedor??? NINGÚN postre. Dos copas de la cerveza astilladas en el bocal. Se lo dije y dijeron las tiraría. Después de pasar la noche , que como digo se metió el olor a ropero en la nariz y estar en una cama que cuando te movías pegaba el cabezal a la pared haciendo un ruidaco ( ya os podéis imaginar el movimiento que se podía hacer) desayunamos en la terraza. Bastante escueto el desayuno pero si es verdad que el servicio de 10 y te traían si pedías algo aparte como huevos o tortilla. Pedimos huevo con bacón y trajeron 1 loncha. De nuevo queríamos estar tranquilos y a las 10 vienen 2 mesas de ciclistas ( unos 30 o más) a almorzar en la terraza. Es lo que hay, es un negocio. Pero mi regalo de un día tranquilo de spa y hotel romántico fue super decepcionante. 230 euros esta estancia. Como comprenderéis no volveremos y tampoco podemos aconsejarlo. Menos mal que mi marido me agradeció el regalo de todos modos.