Usuario invitado
25 de septiembre de 2024
Todo es cuestión de perspectiva… y de cómo te hacen sentir. Hablo de mi caso y el de mi familia. El concepto es extraordinario… igloos en medio de la nada y actividades en un mismo espacio. El lugar es muy costoso… te ofrecen algo “diferente ” a los hoteles de cadena en la Ciudad de Fairbanks sin embargo, hay detalles que por lo que pagas, sin duda, serían inaceptables. Limpieza: al llegar… la habitación está limpia… al día siguiente, en nuestro caso, solo extendieron el edredón… la sábana quedó hecha bola en la esquina de la cama… con lo anterior, me puedo imaginar que la limpieza de la habitación fue mínima. Desayuno: hay buena disposición de los chicos para que empieces muy bien la mañana… de pronto, creemos, la cantidad de huéspedes les gana y hay desabasto de algunos alimentos… no obstante, intentan remediarlo. Es bueno… no esperen variedad. Manzanas, naranjas, yogurt, pan, avena, omelettes, café, waffles, cereal. Restaurante: Bueno. La atención de Eugenio es sobresaliente. Actividades: la actividad de los trineos con perros es extraordinaria.. los chicos se esfuerzan porque tengas una experiencia única. De igual manera, la experiencia en la UTV fue divertida. Lo negativo, por lo que no regresaríamos: Nosotros fuimos con dos menores de edad… de cinco y un año. Mi reservación y acercamiento con el basecamp fue por correo electrónico. No hubo una comunicación clara … lo que acabó en que nosotros, los clientes, aterrizando a Fairbanks… tuvimos que ir a comprar asientos para menores para ser transportados en el shuttle del basecamp… mientras el basecamp argumentó que lo que nos vendió como “infant child seats” fue el ESPACIO dentro del shuttle para que nosotros pusiéramos nuestros propios asientos para menores. Sinceramente, no sentimos para nada una actitud ganar-ganar ni una responsabilidad compartida. Cuando fui a exponerles que ellos me habían vendido el infant child seat tuvieron que leerlo dos personas… una de esas personas de gerencia, 25 minutos después de hablar con la chica con la que me comuniqué por correo, regresó para explicarnos que no.. no era/n la/s sillas las que nos arrendaron… era el espacio. Por supuesto, después de que dos personas lo leyeran y hacernos esperar tanto, estaba más que claro que la comunicación no era obvia. En si… uno puede obviar los detalles del servicio por la experiencia que la propia naturaleza te brinda en igloos privilegiados con vista única (si las condiciones del clima lo permiten). Pero pagar por un concepto de lujo- por lo que pagas si es de lujo- y que no te vayas con una sonrisa en el rostro por la totalidad de los servicios recibidos del hotel no nos hace querer regresar. En nuestro caso… no nos hicieron sentir arropados. Creo que hay otras buenas opciones y experiencias que con tiempo de anticipación, se pueden reservar sin gastar tanto.