Usuario invitado
31 de mayo de 2024
Habitación: 311 Fecha de entrada: 13/05/2024 Tarifa: 100€ (AD) A la entrada de este mítico pueblo de montaña, a la orilla del lago y rodeado de pequeños negocios dedicados al turismo y a la aventura encontramos un complejo de forma cuadrangular con cuatro bloques de edificios de una planta en torno a un jardín en el que hay barbacoas, una piscina, una sauna, una lavandería y en el que pasean plácidamente algunos alces. La típica estructura de motel americano. Un gran porche nos indica el lugar en el que se encuentra la recepción, de horario limitado. Tras un escalón y una puerta de cristal, encontramos un pequeño espacio enmoquetado en el que a la derecha está la puerta de madera del salón de desayunos y a la izquierda una biblioteca y ludoteca a disposición de los clientes. Junto a ella, un sofá destartalado, un montón de cachivaches y un armario con mapas y folletos de información turística de la zona. Un paso más adelante, y tras otra puerta de cristal encontramos la recepción. Un pequeño mostrador con dos puestos de trabajo en el lado derecho. Hacia la izquierda, en un espacio pintado en blanco, encontramos una cafetera que ofrece café de cortesía mientras la recepción está abierta, a su lado una pequeña tienda de souvenirs y productos de conveniencia, una enorme nevera con helados a la venta y una descomunal colección de DVDs a disposición de los clientes. Un simpático joven, nos atiende en castellano. Rápidamente nos entrega las llaves de la habitación, que son normales enganchadas a un pequeño llavero de color verde en forma de abrebotellas con el logo del hotel. Nos cobra la estancia en ese momento, y después nos aporta un montón de información sobre el estado de las rutas de montaña, los servicios del hotel, el horario del desayuno y el funcionamiento del wifi. Cálida acogida en un espacio algo destartalado. Avanzamos con nuestro vehículo hasta dejarlo de la misma puerta de nuestra habitación. Tras la puerta, que parece frágil encontramos una amplia estancia. Quizá todo demasiado ecléctico y en una extraña mezcla entre lo nuevo y cuidado del suelo y la cama y su sabor algo rancio en algunos mueles y luces. Abundante luz natural que entra por los dos ventanales situados en la parte delantera y trasera de la estancia, protegidos por visillos blancos y unos foscurit en color vino. Paredes en estuco algo amarillento y suelo de madera nueva y muy cuidada en marrón oscuro. En el lado izquierdo una rueda indica la temperatura de la habitación y la temperatura a la que queremos que esté. El sistema de calefacción funciona perfectamente a través del suelo radiante. Junto al selector de temperatura hay una pequeña -y algo ruidosa- nevera vacía, un microondas y una cafetera con cuatro servicios de café. En esa misma pared, y debajo de la pequeña pantalla de televisión, anclada en la misma, hay una cómoda de madera clara, de corte rústico, con tres cajones vacíos. Sobre ella el DVD, algunos folletos con información del hotel y el mando a d