Usuario invitado
11 de febrero de 2023
Está en uno de los extremos de una de las medinas más bellas que conozco. El riad está encaramado sobre la muralla y rodeado de mar. Desde nuestra habitación ( la suite económica) se escucha cómo rompen las olas y te abruman unas vistas únicas. Es muy espaciosa, con una decoración exquisita y una limpieza escrupulosa. El edificio es imponente, con el encanto tradicional y las comodidades más modernas. Por ejemplo, tiene ascensor, poco común en este tipo de alojamiento. La azotea es espectacular, una especie de súper terraza vigía ideal para tomar algo (sin alcohol, como en casi toda la medina) El desayuno muy bueno y el restaurante excelente. La atención del personal es un canto a la hospitalidad. Inolvidable