Usuario invitado
5 de noviembre de 2024
Primera vez en el Valle, repetiría exactamente lo mismo. Gran hotel, muy bien ubicado. Dentro te transportas a un patio mediterráneo, con su cascada de fondo, que hace de música, al rededor las habitaciones, muy cómodas e insonorizadas. Hacia atrás su insignia, Olivea, delicioso restaurante con una cava extensa. Más allá la barra que conecta con sus jardines y las canchas de pádel, con su original color rojo. Al final su huerto, la joya del lugar, donde nacen los ingredientes, y sus anfitriones Ange y Miguel hacen que tus sueños de vuelvan realidad.