Usuario invitado
15 de agosto de 2024
Es increíble que un lugar tan icónico como este lo hayan dejado caer tanto. Llegué y no había quien me recibiese, después mi habitación carecía de agua. Me cambian de habitación y no tenía TV. Cambiaron la pantalla y ahora el control remoto no era el apropiado y YO debía levantarme a cambiar. Solicité hablar con su gerencia, la empleada dijo que no se hallaba en ese momento, pero que al llegar él mismo me buscaría; JAMÁS LO HIZO. Al otro día, me dice la empleada, si gusta allí está el gerente para que charlé con él, le respondí: Sí a él no le interesa responder a los problemas de los clientes, no lo haré por él. Nunca recibí un disculpe o alguna remuneración por el mal rato pasado. Te cobran por TODO, ni un mugroso futbolito de esos de pueblo es gratis. Mi habitación, era grande, cómoda, muy fría y poco funcional en la cuestión eléctrica pues se veía que ya había habido un corto circuito y no se preocuparon en limpiar la paared. Tan sólo te regalan una mísera botellita de agua, la alberca es fría y aunque dice que está templada pues NO es así. Se puede ver a los propietarios paseando por la propiedad poco interesados en la satisfacción de sus clientes. NO la recomiendo, mucho menos volvería a ir. Sí ya tomaste la decisión de visitarlo, NO comas en su restaurante; por menos de la mitad comes a escasos 600 metros del hotel sobre la calle que te lleva a la hacienda. Allí conocerás a una dama que fue empleada del mismísimo Cantinflas y te contará muchas anécdotas. Gracias a ella la pasé muy bien, comí delicioso y las tortillas que venden enfrente simplemente deliciosas. Igualmente una panadería que creo se llama la fortaleza, un pan delicioso.