Usuario invitado
18 de agosto de 2022
En Gardiner Hostel te arropan, es como si estuvieras en casa des del momento que cruzas la entrada. Todos y cada uno de los recepcionistas son gente muy cariñosa que hacen de tu primera pisada por Dublín, un lugar no lejano. Después ves los pasillos con sus escalinatas y sus graffitis, a cuál más chulo y colorido, y vas sintiendo ese hacer de Dublín que día a día irás descubriendo. Nuestra habitación era cómoda, súper limpia y nos encantó encontrarnos con los botecitos individuales de leche. Ver que tiene varias zonas comunitarias, hacen de ese lugar un sitio aún más acogedor porque poco a poco vas interactuando con gente de todo el mundo y no de cualquier manera. Tienen unos sofás con guitarras colgadas que puedes coger y tocar, otra zona que parece un pub con juegos de mesa, futbolín y billar, una cocina enorme con una isla en el centro donde poder cocinar, lavandería.... En fin entre que el servicio es muy majo y sus instalaciones entre acogedoras y modernas nos vamos con aún más ganas de volver a Dublín.