aruncino2005
29 de octubre de 2024
El paraíso es poco comparado con este hotel. Vamos por partes : Está en una isla paradisíaca, donde solo hay el hotel. La playa es de coral por lo que el color blanco junto con las aguas limpias y transparentes, hace que tengan un color increible. Todo el hotel tiene el suelo de coral, excepto las habitaciones, por lo que se puede ir descalzo todo el día. A las entradas de las habitaciones hay grifos para lavarse los pies y no ensuciarlas con la arena. Nos alojamos en una Semi-Water Villa, con entrada desde la selva y con media habitación sobre el agua. La vistas (desde todos los lugares), son increíbles. Nuestra habitación era la 210. Para nuestro gusto la mejor por su situación. La persona encargada de la limpieza de nuestra habitación, estaba muy pendiente de que no faltara ningún detalle para que nos sintiéramos a gusto. La comida es básicamente asiática, aunque hay comida occidental. No hay cerdo ya que la religión en este país es la musulmana. Hay que respetarlo. Rincón de comida picante, buenísima. Postres muy elaborados, además de fruta variada. Las cenas, en la terraza del restaurante eran muy relajantes y una vez acabada, nos íbamos caminando por la playa hasta el bar de la piscina a tomar algo con la brisa del océano. La vuelta a la habitación, por uno de los caminos dentro de la selva. Todos los días a las 17:30 horas, un trabajador del hotel dá de comer a un grupo de mantas rayas que vienen acompañadas de varios tiburones de arrecife. No son peligrosos aunque no está de más tener cuidado si ayudas a darles de comer. TODO el personal del hotel te hace sentir muy bien y siempre atienden con una gran sonrisa. Los desplazamientos desde y hacia el aeropuerto de Male se hacen en hidroavión y están incluidos en el precio. A todo el personal del hotel, muchas gracias por las atenciones que nos han brindado.