Usuario invitado
31 de enero de 2023
Se trata de un hotel con mucho encanto. Está apartado del caos y cuenta con una parcela enorme, con mucha vegetación y huerto propio llegando al río. Hay muchos pajaritos de colores, ardillas grandes y pequeñas, ranas, iguanas, incluso monos... La verdad que es un paraiso pues el hotel es muy amplio y extenso, solo el paseo para ir al restaurante es agradable. El restaurante se encuentra encima de una enorme piscina alargada que da a una plantación de ¿arroz? no se, pero tiene una vista extensa y bonita que transmite mucha paz. El personal es muy amable y atento y las chicas van vestidas con los trajes típicos que son preciosos y te hacen sentir que estás en un sitio autentico. Tienen un bufet extenso y variado, muy bien presentado y bastante bueno. El manager VASANTHA RANDUNUGE es muy simpático. Le conocimos por casualidad y nos hizo un tour por el terreno del hotel, enseñándonos las plantaciones y dándonos frutos que cogía en el momento para nosotros. Muy amable y servicial. Con gente así da gusto. Recomiendo este sitio para descansar después de las preciosas excursiones que se pueden hacer por la zona (templo del oro, sigiriya, pidurangala...) ya que se encuentra muy bien localizado, cerca de la ciudad pero en un remanso de paz.