_diegoa1o
18 de septiembre de 2024
He pasado unos días en el Fuerte (después de varios años sin haber venido, ya que ya empecé a venir al Hipotels). Yo he venido a este hotel muchísimos años, hasta 2010 o así. Tengo cariño a esta zona y en el Fuerte he pasado buenos momentos, por lo tanto me entristece muchísimo ver el estado del hotel. Para empezar, la parte que era el “Fuerte” como tal ya no es del Fuerte. Es un nuevo hotel de 5*, y claramente la inversión ha ido ahí. Es una pena porque es claramente el edificio más bonito, y también pedía una renovación a gritos. Esto, aunque ya lo sabíamos, no deja de ser una decepción. Ahora el Fuerte se compone del Costa Luz (donde hemos estado) y el Costa Conil (un antiguo hotel). La experiencia en el Costa Luz ha sido decepcionante. Primero de todo, destacar el único punto positivo, el personal. Es lo mejor que tiene el hotel, son todos maravillosos, amables y encantadores (mando un saludo especial a Cristina, camarera, y a Celia, de atención al cliente). Espero que a todas ellas y ellos se les cuide muchísimo. Empezando por la habitación, todo pide una renovación a gritos. No puede ser que las habitaciones de un hotel de 4* huelan a tuberías, sean pequeñas para el precio que tienen, tengan muebles en estado deteriorado, o incluso puedas encontrarte una cucaracha. Aunque entren de la terraza, un hotel que pretende tener este nivel no puede permitirse estas cosas. Tuvimos ademas un incidente con un edredón que estaba manchado y nos dimos cuenta al usarlo por primera vez, pero el personal de limpieza nos lo cambió sin problema. Recomiendo tener el servicio Exclusive (como mínimo) ya que tienes regalos y ventajas diarias que hacen la estancia más soportable. A nivel subjetivo, la estética también es algo que hay que repensar. Desde las propias instalaciones a la identidad de marca/visual, todo se siente “viejo”. Falta finura y sobre todo sensación de calidad. Toda la estética interior del hotel (que parece más un mesón de comida castellana) no tiene ningún sentido. Todos los salones se ven anticuados, faltos de coherencia con el entorno (y con el exterior, que desde los jardines a la apariencia del edificio por fuera es precioso). Los muebles, sillones, decoración… es que todo me parece espantoso. Un hotel de 4* no puede tener esta apariencia a día de hoy porque parece más de 3*, o menos. El salón comedor es un horror absoluto (los colores, los cuadros, el techo…). Espero de verdad que se invierta dinero para que el hotel se de el lavado de cara que merece. En la franja de precio que se mueve (que coincide prácticamente con el Hipotels) no tiene nada que hacer con éste último, y eso le va a hacer perder muchos clientes potenciales (pues los que deseen algo más “premium” irán al Daia, y si no quieren gastar esa diferencia extra de dinero, irán al Hipotels). A nivel de buffet, una vez más, una decepción. Desayuno y cena tienen poca variedad, son pequeños para el hotel, y los cocineros están ahogados con unas planchas muy pequeñas (donde