Brasilia

No sé por donde empezaría a dar mi opinión sobre este estupendo hotel en Chipiona, es la tercera vez que lo visitamos mi marido y yo. Si tuviera que dar una nota de matrícula sería para la personas que te reciben en la recepción, Margarita, Lurdes y demás compañeros son un encanto: amables, dispuestas a ayudarte en todo momento, siempre con una sonrisa. Pero si pasamos a las que están a la hora del desayuno igualmente diría lo mismo. Lo dicho las personas que lo atienden son las y los protagonistas, sin ellas el hotel no sería lo mismo. Las habitaciones son amplias, camas y almohadas muy cómodas. Piscina e instalaciones super limpias. Nada que decir. Relación precio/calidad buena. Sin dudarlo el año próximo volveremos.

Estuvimos con un grupo de Galicia y nos han tratado muy bien sobre todo el guía turístico Miguel, la comida estupenda la limpieza impecable solo les faltaría cambiar algo los baños q se quedan un poco anticuados

Una vez más me he alojado en este hotel y como siempre ha sido un acierto. Hotel de 3 estrellas, familiar y coqueto. Se respira tranquilidad y sosiego. En el patio donde está la piscina se está verdaderamente bien, sin aglomeraciones, como acabo de decir, con mucha tranquilidad. Las habitaciones son buenas, sin lujos pero sin faltar de nada. La ubicación es muy buena también, a dos minutos de la playa y tres minutos del centro y si quieres visitar Regla, tardas unos 10 minutos, muy bien también. El desayuno buffet bastante completo y dentro del precio de la habitación, cosa que me encanta. En cuanto al personal, quiero mencionar a Margarita y a David que son con los que más he hablado. Estupendos los dos. Sin duda, volveré. Gracias por todo.

Es la tercera vez que nos alojamos en el Brasilia con nuestra hija pequeña de ahora 2 años y medio y la verdad es que siempre estamos como en casa. La ubicación es inmejorabla: Está situado a unos pocos pasos del Faro de Chipiona y tiene la bajada a la playa a menos de 3 minutos andando saliendo a mano izquierda y saliendo a la derecha llegas a la Avenida de Sevilla y a una plaza con una calle que desemboca directamente en el centro. Las habitaciones son bastante espaciosas aunque sí que es cierto que el mobiliario es un poco antiguo pero está bien cuidado y conservado todo. El personal es siempre muy atento y simpático tanto en recepción como en la cafetería a la hora del buffete del desayuno. El desayuno es correcto. Sin grandes excesos pero tiene todo lo necesario para coger fuerzas y con un café bastante decente, algo que no suele ser habitual. Tiene una piscina rodeada de vegetación que convierte esa zona en un remanso de paz donde poder bañarte y tomar el sol con tranquilidad escuchando caer el agua los días que no tengas ganas de llenarte de arena. Hotel muy familiar y tranquilo. Volveremos de nuevo seguro