Oasis Paraiso Ecolodge

De todos los lugares que conocí en Perú, país maravilloso y con gente super amable, este es el ÚNICO QUE NO RECOMENDARÍA. Si observan bien la publicación, no hay fotos ni del "restaurante" ni de las habitaciones. Lo único que tiene de bueno es la pileta y el paisaje, que es maravilloso. Hicimos trekking durante siete horas: llegamos casi de noche, no nos fue sencillo encontrar el lugar porque las señalizaciones están hechas sobre piedras; el dueño del lugar no estaba porque, según nos dijeron, había tenido una emergencia; la persona que nos atendió en el bufet, además de maleducada, no sabía ni qué tenían para darnos de comer (sin dejar de mencionar que el lugar estaba lleno de cacerolas sucias a la vista). En cuanto a las “habitaciones”… ¿qué decir?: las camas eran cómodas, pero las sábanas ya habían sido usadas; el equipamiento es MUY BÁSICO (la cama, una triste lamparita que cuelga del techo y que nada ilumina, y una mesa pequeña para apoyar cosas… eso es todo); el baño es grande pero NO TENÍA AGUA CALIENTE (a pesar de que la publicación dice que sí tiene) y, lo peor de todo, ¡tienen un hueco en la pared que da al exterior (a 1,5 m de altura aproximadamente) por donde entra todo tipo de insectos! Con la llave de nuestro dormitorio pudimos abrir la puerta del de nuestros amigos (estimo que se podría abrir cualquier otra). Para usar internet, hay que salir de la habitación. Para caminar por los alrededores, hay que llevar linterna porque no hay NINGÚN tipo de iluminación. Habiendo visto el paupérrimo servicio de bufet (que ya habíamos pagado), decidimos cenar en al complejo vecino porque estaba iluminado, se oía linda música y notamos que había mucha gente (nos atendieron bárbaro, comimos genial y nos ofrecieron mulas para subir al día siguiente). ¿Y qué paso? (acá viene la frutilla del postre): al otro día, cuando nos estábamos por retirar, el encargado nos insultó porque no habíamos cenado ahí y, lo que es peor, fue a prepotear a la gente del otro apart por haberles “sacado” los clientes. La peor de las experiencias.