Usuario invitado
8 de diciembre de 2022
Durante nuestro viaje nos tocaron unos días lluviosos. Reservamos una suite (nos tocó la 3201) y una habitación superior (3202), ambas con vistas al mar. Las vistas desde la suite las tapaba casi todas una palmera. Pero lo peor era que en ambas habitaciones teníamos hormigas (en un segundo piso), hasta en la nevera. Menos mal que nosotros no teníamos nada de comer en la habitación y la única basura que hicimos fue una monda de un plátano el último día después del desayuno. Además, no teníamos calefacción y justo esos días hacía bastante frío en Madeira. Lo dijimos en recepción el primer día y el problema era que todavía no habían puesto la climatización de invierno (en pleno diciembre) y que lo mirarían. Al día siguiente nos trajeron un radiador, lo cual no fue solución para una habitación grande. Eso sí, en el edificio principal estaban bien calentitos, al menos en la recepción. El wifi en la suite no funcionaba y en la otra habitación funcionaba bastante mal. Dentro de la habitación solo había un enchufe ocupado con la televisión, la nevera y una lámpara. A los lados de la cama ninguno. Eso resultó muy incómodo. El uso de la piscina era totalmente imposible. Además de que teníamos que cruzar de un edificio a otro con la consiguiente mojadura, por las tardes había una franja bastante grande de uso exclusivo para niños, hasta las 20:10 no podíamos entrar, con lo cual después no podíamos cenar, ya que los restaurantes cierran alrededor de las diez. Al final no la usamos ningún día. Los pasillos de acceso a las habitaciones eran un peligro mojados, oues resbalaban mucho. Una tarde de mucha lluvia fuimos a preguntar para jugar al billar, porque en la piscina solo estaban niños, y nos dijeron que usarlo durante 1 hora eran 4 euros, aunque nos dejaban un poco más. Al final la entregamos a la hora y media y nos cobraros 6,50, cuando nos habían dicho que podíamos estar hasta las 9 por los 4 euros. Esl después de tener que ir dos veces al otro edificio a buscar las bolas, porque a la primera vez en la caja faltaban 3. Por último, el día de salida cuando volvimos del desayuno la llave de la suite no funcionaba. Llamamos a recepción para que nos trajeran otra o nos abriera cualquiera de los empleados que pasaban por allí a menudo, pero nos hicieron ir a la recepción con la lluvia torrencial que estaba cayendo. En definitiva, es un hotel en lo que lo único que se salva es el desayuno. Ni las habitaciones ni la atención han sido buenas, eso que nos ha salido caro para el precio medio de la isla en temporada baja. Es el típico hotel grande que una vez pagado le da igual el bienestar de los clientes.