Hotel de Camprodón

Lo pongo normal porque nos defraudó un poco a nivel servicios. La habitación y desayuno estuvo muy bien, sin embargo pasaron ciertas cosas que me ocasionaron malestar y enojo, la terraza que tenía nuestra habitación carecía de sillas para poder sentarse, los servicios del hotel justos, nos lo encontramos cerrado a cal y canto y tuvimos que llamar (menudo susto, pensaba que estaba cerrado) para que nos abrieran , entramos a las tres y media y nos dejaron encerrados hasta las cuatro porque decían que lo tenían cerrado?? y que abrían a las cuatro, no nos dejaron entrar en el comedor para poder verlo (mas bien, nos pusieron impedimentos al ver que entrábamos a verlo, nos dijeron que ya lo veríamos en el desayuno porque lo tenían cerrado, no pudimos usar el bar cafetería porque también lo tenían cerrado (decían que había muy poca gente y que lo tenian cerrado y no lo pudimos usar ni ver siquiera, no se podía salir a la terraza del hotel porque también la tenían cerrada... todo esto la excusa que nos pusieron era que era temporada baja...entonces para que abrís?? no veo lógico que me cobreis habitación y no pueda usar los demas servicios que ofrece el hotel porque sea temporada baja, la verdad es la primera vez que me ocurre algo semejante, lo mas lógico es que no dejasen reservar habitaciones y cerrais del todo digo yo, así no voy a un hotel, céntrico, bonito de ver y de estar, me cobrais habitación pero solo puedo usar eso, la habitación y nada más, porque os va mejor tener todo absolutamente todo cerrado: comedor, terraza, jardines y bar. Es una pena porque la atención, sobretodo del señor mayor fue muy buena pero se estropeó todo con los servicios pésimos que nos ofrecieron

Establecimiento en el corazón de Camprodon, en la plaça Doctor Robert. Hotel con encanto, clásico, veterano y con solera. Tiene un magnífico jardín ideal para estarse, desde el cual se ve el famoso puente. Hay variedad de árboles, hay bancos, piscina y el cesped está muy bien cuidado. Habitaciones correctas. Desayuno buffet libre de calidad.

Fuimos a comer al restaurant y como otras veces la comida era muy buena. Calidad, rapidez y buen servicio. Una opción para comer en Camprodón muy buena. Además el comedor es precioso, de principios del siglo XX, con unas lamparas y espejos espectaculares.

Hotel con habitaciones obsoletas. No pude dormir en toda la noche por el follón de la calle. A las 5 de la mañana seguían con la fiesta en la calle y las paredes son de papel. Para nada recomendable si buscas algo de tranquilidad