Hotel Blanco Encalada, Bahia Inglesa

El hotel es un lugar correcto para ir de paso por motivos laborales, no un hotel para descansar ni pasar tus vacaciones, lo cual es una lástima considerando que el hotel está a pasos de la playa más bonita de la zona: playa las piscinas. Lo bueno del hotel: 1) es limpio, hacen bien el aseo de las habitaciones, 2) su ubicación privilegiada en segunda línea de playa, con habitaciones en el 4o piso con vista al mar. Lo malo: 1) no tiene estacionamiento propio, el auto queda cerca, pero no está delimitado un cierre. 2) Las habitaciones no tienen caja fuerte. 3) El desayuno es una colación de cortesía solamente. Dice continental, pero en mi vida he comido varios desayunos con esa descripción mucho mejores: de partida todo te lo sirven en caja: leche y jugo de marca y línea muy básicos, la leche reconstituida; el pan de molde blanco no había opción integral o pan de panadería, ni siquiera lo colocan en una panera con servilleta de género para que no se enfríe; te dan demasiados día aliado jamón queso y solo 2 de 6 ocasiones nos dieron huevos revueltos que estaba muy rico, se hubiese agradecido hubieran sido más veces; el queque de paquete si tenías suerte, porque la otra mitad de veces daban una barrita de cereal de baja calidad como colación de niño, y finalmente el café instantáneo, y no de grano. En definitiva, un desayuno que tuvimos que aggiornar nosotros con café de grano, fruta y jugo un poco menos artificial. 4) No permite descansar ya que el restaurante El Domo coloca la música muy fuerte día y noche, “amenizando” a todo ese sector del balneario y obligando a todos a escuchar solo su música. Tuve que llamar casi todas las noches a Carabineros para denunciar ruidos molestos. En resumen: el hotel desaprovecha su lugar privilegiado, si bien los recepcionistas son atentos, no existe conocimiento ni manejo de la Experiencia de Clientes que le haría bien a todos sus pasajeros y clientes.

En general, bien. El personal muy amable. El desayuno era poco abundante (sólo dos rebanadas de pan de molde). El tabique entre la pieza y otra permitía oír el rumor de la conversación de los pasajeros de la otra pieza.