Usuario invitado
9 de abril de 2024
Nos alojamos en este hotel por 3 noches.
Hermosa y limpia playa privada, sin extraños. Sin suciedad, sin basura. Está prohibido beber, fumar y comer en la playa.
No nadamos en la piscina, pero parece bastante decente y también hay mucho espacio allí.
Al llegar, nos encontramos con el problema de que teníamos una reserva para una habitación clásica y nos acomodaron en el primer piso con un balcón que daba a la pared, parecía como si estuvieras en prisión. Pidieron cambiar el número. No la cambiaron inmediatamente, sino hacia la tarde del primer día, porque no había otras habitaciones disponibles.
El desayuno es variado, seguro que nadie se quedará con hambre.
Hay transporte a la ciudad, pero puedes pedir simplemente un tut-tuk, siempre tiene un costo fijo de 300 pesos por trayecto.
El precio en el bar y restaurante del hotel es aproximadamente el doble que en la misma playa de la ciudad.
La limpieza es de 4, los suelos no se lavan muy bien y el cambio de ropa de cama sólo se realiza bajo petición.
El último día, el baño empezó a oler a aguas residuales.
En general nos gustó todo. En cualquier caso, esto es mucho mejor que vivir en la ciudad, en el bullicio y el ruido interminables.
El hotel ofrece un traslado de pago al aeropuerto.
Texto originalTraducción facilitada por Google