Enrique V
22 de abril de 2024
Nuestra cuarta estancia en el hotel y primera desde la reforma. El hotel ha sufrido una profunda reforma que en mi opinión le ha hecho perder el carácter, el encanto y la personalidad que tenía se han sustituido muebles de época, por otros sin ninguna atractivo, cortinones impresionantes por material que aparentemente es de escasa calidad. Las habitaciones prácticamente siguen muy parecidas lo único que se han cambiado son los baños concretamente el nuestro era mínimo. Prácticamente no se podía abrir la puerta de la ducha sin dar con la puerta de entrada. Las televisiones siguen siendo las antiguas porque resulta inconcebible en estos tiempos que un hotel de 5 estrellas no tenga una Smart TV, lo que hace que la comunicación del aparato de televisión con el teléfono móvil o con la tableta del huésped en cada momento resulta totalmente imposible. Las camas sí que son muy cómodas y las habitaciones están muy bien insonorizadas, pero evidentemente el caché que tenían antes lo han perdido de manera clara. En cuanto al restaurante en mi opinión la nueva decoración del fastuoso salón donde está el comedor, desmerece mucho respecto de la antigua. En lo que respecta al personal tenemos que decir que es lo mejor que hay en el hotel agradables pendientes de cualquier detalle, pero en lo que se refiere a los que trabajan en el comedor si bien ponen su mejor voluntad evidentemente se nota una falta clara de un jefe de sala con experiencia que ponga un poco de orden y estilo. En nuestro caso, la mesa tenía un conjunto de sal vinagre y aceite que más parecía de un Burger que la de un restaurante de lujo. Nadie nos quitó las migas de pan una vez que acabamos los platos principales para pasar al postre, sobre este particular pude observar como el vecino de mi mesa las retiraba con su teléfono móvil, ausencia total de amuse-bouche, lo que en Francia en un restaurante de esta categoría es absolutamente impensable. Confusión en general con los camareros que te traen cosas que tú no has pedido y quiero insistir de nuevo en la voluntad y la amabilidad de las personas que trabajan en el restaurante pero evidentemente necesitan una dirección por una mano experta que en el caso que comento brilla por su ausencia. Tengo que destacar que el desayuno no tiene nada que ver con el de antes de la reforma, recuerdo los carritos con tartas y quesos, y me llama la atención que en un hotel, que presume de tener un maestro pastelero a la hora del desayuno solo haya una tarta de queso por lo demás de lo más vulgar. Tengo que destacar que habiendo pedido un té para desayunar la jarra presuntamente de plata que se me trajo, estaba amarilla evidentemente no se puede tolerar en un restaurante de esta categoría que la vajilla esté sucia como era el caso. En suma que el hotel ha perdido su encanto eso es algo innegable, el personal se esfuerza por hacer la estancia del huésped lo más agradable posible, tanto en lo que se refiere a las personas que se encargan de los vehículos, del equi