Usuario invitado
31 de enero de 2023
Disfrutamos de una amplia y luminosa habitación con una pequeña terraza y un buen baño. Pero, pero se notaba la falta de mantenimiento y esos pequeños detalles. Por ejemplo, las mesitas de noche, fijas, distaban más de medio metro de la cama, lo que las hacía poco prácticas; lo mismo que los rspectivos puntos de luz (a pesar de su brazo flexible): probablemente ahí hubo en otro tiempo una cama más ancha o dos paraleas. En el baño, el portarrollos basculaba continuamente y dejaba caer al suelo el cilindro de papel higiénico, y el primer día el dispensador de gel de la ducha estaba casi vacío (con la consiguiente molestia de salir mojado de la ducha, buscar el jaboncillo del lavabo...). Un cierto ruido inundaba nuestra habitación a última hora de la tarde; un día incluso cuando ya nos metíamos en la cama. Avisamos a recepción, subió una señorita y el ruido cesó. Hay que mencionar el desayuno. El primer día no dispusimos de bufet; nos atendió una de las señoritas de recepción que, con antelación, nos había preguntado si queríamos huevos, salchichas... Los demás días el bufet ofrecía huevos revueltos, salchichas y champiñones, todo frío: el receptáculo metálico que los contenía tenía apagado el mechero (¿?). En fin, son solo detalles dentro de una agradable estancia en un buen establecimiento. Hay que destacar la muy buena atención recibida por el personal, tanto de las mujeres de recepción como de los hombres del comedor. Siempre dispuestos a facilitar información y resolver dudas y problemas. Es obligado citar la muy loable fórmula de ofrecer a los clientes un menú (dos primeros y dos segundos a elegir, entrante y café) por 11 €.