Usuario invitado
8 de diciembre de 2021
Nuestra experiencia se basa en un festivo a la carta con toda la familia (3 adultos, un adolescente y una peque). Aunque poner un cinco a un restaurante se antoja complejo, en este caso se quedan a escasos puntos mejorables para conseguirlo. Mi valoración se basa en las siguientes razones: - Servicio: Todo el personal nos trató muy amablemente, super atentos y cordiales. Un servicio eficiente, es sinónimo de unos clientes contentos, y en nuestro caso fue todo un lujazo verlos trabajar. - Comida: La sala era todo olores! Calçots, entrecots, magrets, alcachofas, cordero,... todo lo que veíamos tenía una pinta increíble. Nuestra comida se basó en unas croquetas de entrante de ibérico. Muy buenas, pero algo escasas de cremosidad. De principales, raziones de cordero de 4 y 6 trozos, más otro cordero rebozado y 1/2 magret a la llosa, así como un pollo rebozado con patatas para la peque. De todo ello, los corderos, de 10. Las patatas salieron algo crudas de dentro. El pollo de la niña algo escaso para 9€. Y el magret, bueno. Lo mejor de la comida, los postres, a destacar el coulant. Da igual pagar 7€ si notas esta calidad. Además es 100% casero. Quizás faltó algo de helado de vainilla, pero el coulant en sí, ESPECTACULAR! - Calidad/precio: los precios son muy competitivos. Acordes a la calidad y servicio que recibes. Qué cambiaría? No pueden cobrarte 6'60€ por 4 mitades de pan de payés tostado, es muy excesivo y su beneficio en este punto es una locura. El resto, lo dicho en anterioridad. Acabar pagando 21€/persona es algo increíble! - Espacio: La antigüedad del local lo hace especial, con mucho espacio entre mesas y mucha luz natural. 100% acojedor! En conclusión, lugar super recomendable para pasar en familia o grupo, para comer sus brasas o llosas, y con algún detalle a tener en cuenta para buscar su perfección. En definitiva, nuestra experiencia estaría