Usuario invitado
20 de septiembre de 2022
Pasamos las 2 últimas noches de nuestro viaje por Costa Rica en este hotel y fue una decisión maravillosa porque era un remanso de paz. Un hotel tranquilo, pequeño, en una zona menos turística y que a pesar de ser menos turística, merece mucho la pena. Las habitaciones son cabañas muy bonitas, en dos plantas. La planta de abajo está al aire libre, donde hay un pequeño salón, una cocina, el baño y una zona donde se puede dejar el equipaje. En la planta de arriba está la habitación. Lo único que me pareció un poco rollo era el baño en la planta de abajo porque había que bajar por la escalera de madera de peldaños estrechos y empinados y salir a la zona del salón al aire libre para llegar al baño, y daba un poco de sensación bajar en medio de la noche al baño cuando estás en el medio de la selva. De hecho, en la zona donde se podían dejar las maletas, entraban unos murciélagos que les gustaba ponerse allí. La piscina me encantó, y apenas había gente. Hay unos comercios junto al hotel, incluido el restaurante del hotel que es muy bueno.