Usuario invitado
10 de abril de 2024
Cuando hablo de atención al cliente en mis clases o mis consultorías, me refiero a estas cosas Comienzo por decirte que me hospedé en Asunción desde el 4 al 6 de abril El dia 5 fui a desayunar y dentro de las opciones disponible había un plato que me llamó la atención: unas albondigas. Las probé y realmente estaban exquisitas (se parecían a las que me hacía mi madre cuando era pequeño, hoy tengo 66 años ya). Cuando se acabaron una señorita se encargó de reemplazarlas por otra fuente y cuando pasé junto a ella cuando lo hacía, la felicité por el sabor y la calidad de las albóndigas. Lo cual agradeció. Al día siguiente me volví a dirigir a desayunar deseoso de seguir degustando las albóndigas pero para mi sorpresa no había (el hotel cambia el menú periódicamente). De todos modos todo el desayuno estuvo exquisito, claro. Cuando me retiré, al pasar por el lobby, estaba la señorita del dia anterior junto con la recepcionista y le comenté que no había podido repetir las albóndigas porque no estaban disponibles. Ella se excusó y me explicó lo de la rotación del menú y me dijo, con una sonrisa, que seguramente en mi próxima estadía podría volver a comerlas. Salí a hacer mis cosas y volví para almorzar en el hotel previo a mi check out. Elegí un plato para hacerlo. Estaba almorzando cuando se me acerca el mesero con un plato y con una sonrisa me dice "Señor, esto es cortesía del hotel y de la chef". Agradecí y miré de qué se trataba no sin cierta sorpresa, dado que tampoco soy cliente habitual como para merecer esa atención. ¿Qué había en el plato?: Sí, mis albondigas!!! La señorita que he mencionado en varias oportunidades, era la chef de nombre GUADALUPE AGUILAR, quien con una sonrisa me miraba detrás de la barra y luego volvió a sus quehaceres. ¡Me quedé con la boca abierta!!! Felicito a Guadalupe por su gesto, felicito al Hotel por confiar en personas como ella. No tengas dudas que esa experiencia la comentaré en todos los ámbitos en los que tenga oportunidad, ya sea en mi círculo de conocidos, en mis clases de la universidad, en mis conferencias, en charlas con mis clientes y seguramente también en mi blog como un gran ejemplo de lo que significa la atención al cliente. Si en el mundo hubiera muchas más personas como Guadalupe Aguilar, no tengo dudas que sería un mejor lugar para vivir. Me parece que es una historia que merece llegar a tus oídos. Porque no es casual que la gente tenga esa actitud. Alguien le seleccionó, alguien quizás le habló sobre cómo lograr sacarle una sonrisa al corazón del cliente y todos merecen mi reconocimiento y felicitaciones. es el correo que le envié al Gerente General del Hotel Aloft de Asunción del Paraguay por una experiencia que tuve en el hotel fue una experiencia increíble, y eso que uno se llena la boca hablando de esto.. pero vivirlo (y recibirlo) es distinto