Usuario invitado
9 de enero de 2023
Un gran hotel en Aosta. En la colina, cerca de la ciudad, este establecimiento ocupa una antigua granja familiar remodelada. Los edificios son preciosos, tradicionales. Mucha madera por todas partes lo que hace que sea muy acogedor. El personal es encantador, amable y cordial. Las zonas comunes no pueden ser más bonitas, desde la terraza con vistas a los confortables salones interiores con chimenea. Siempre hay tartas y bollos caseros para los huéspedes. El desayuno sencillamente espectacular, todo de calidad. Desde quesos de la zona a dulces hechos en casa. Uno de esos desayunos para pasar un buen rato disfrutando de él. El hotel cuenta con piscina de verano y un espectacular spa con piscina exterior. Una maravilla. En cuanto a las habitaciones, las hay de distintas categorías. Nosotros nos alojamos en una gran suite, con maravillosas vistas sobre la ciudad, con zona de estar y dormitorio separados. Lo único que no me gustó es que las almohadas eran demasiado finas para nosotros, pero tampoco fue un gran problema. Sin duda un hotel perfecto para una viaje de turismo o de esquí.