Gran Hotel Aqualange - Balneario de Alange

Hemos estado seis días de lujo,las comidas servidas en mesa con unas camareras simpatiquísimos y muy atentas,los tratamientos muy buenos ,destacar en administración a Víctor muy resolutivo, y Mariví en oxígeno, Nieves,luisa y en especial toda la plantilla del comedor,muy recomendable,para volver👍👍 también Gema en las actividades

Es caro y pésimamente mal gestionado. Me dan la primera noche la 240. Abrimos el balcón y hay telarañas. En el baño no hay ni una pastillo de jabón. Vamos, ni la posada del peine. Bajamos a desayunar. Puedes tomar tortilla revuelta, pero si pides un huevo frito te cobran 6 euros. No hay un solo zumo natural. Nos cambiamos de habitación. Nos dan una, la 334, que vale 144 euros por persona. UN ABUSO DE PRECIO. Tampoco tiene pastilla de jabón, ni geles, champú y lo mínimo que debiera tener un hotel de 4 estrellas. Vas al Spa o al jardín y no te dejan llevar la toalla. Te tienes que poner sin nada en la tumbona de plástico. El jardín del spa lo cierran al mediodía. ¡Vaya birria si resulta que estás un día y te cierran lo que venden como atracción! La gente hace cola para entrar a las 5pm al spa. Parece un colegio. Pedimos dos copas de vino para probar un vino en la habitación. Nos dicen que nos dan dos vasos, pero que tenemos que comprar agua. En el Hotel Acualange el cliente es el reo, no el rey. Tienen todos los criterios deun buen equivocados. Nosotros no volveremos. Y ojo los que piensen en organizar una boda, primera comunión o bautizo... Mejor pensárselo dos veces.

El hotel magnifico, pero la discriminación para con los clientes de IMSERSO, nefasta. Las comidas malas, repetitivas y escasas. El comedor pequeño para el personal al que tiene que dar servicio, sin ninguna ventilación al exterior y las mesas extremadamente pequeñas, muy incomodo.

Mi experiencia es exacta a la del cliente anterior, (Cudillero). Llegamos al hotel sobre las 11h30, nos asignan una habitación, (perfecta), y nos dan un papelito diciendo que nuestro turno de comida es a las 14h30. En el reverso dice que si queremos, por 10,-€ podemos comer el menú del día... A las 14h35 bajamos al comedor, (el que viene en toda la publicidad del hotel y que estaba prácticamente vacío), y nos dicen que tenemos que comer en una habitación al otro lado del patio central. Allí nos dicen que, obligatoriamente, tenemos que compartir una pequeña mesa con dos desconocidos y eso durante los 9 días de estancia. El local está abarrotado de mesas, a muy poca distancia unas de las otras, sólo tiene una ventana en un extremo, (cerrada), hay un potentísimo olor a comida y a respiración, (el local no está ni medianamente ventilado y hay bastantes personas allí apiñadas). La comida, (los pocos restos que quedan), está en unos simples gastronorms sobre una especie de buffet sin ningún tipo de acondicionamiento moderno. Queda un poco de arroz en paella frío, unos restos de ensalada de lechuga y dos bandejas de no se sabe muy bien si carne o pescado, también frío y con un aspecto peor que pobre. Le dijimos a la encargada de la sala que no pensábamos comer allí y que nosotros habíamos ido a un hotel de cuatro estrellas que tiene un restaurante perfectamente equipado y con servicio en mesa y un menú diario, COMO ES OBLIGATORIO, y que no aceptábamos comer forzósamente compartiendo una pequeña mesa con dos desconocidos. La respuesta fué enviarnos a ver a la directora del hotel. A esta señora le expuse que en un hotel no se puede DISCRIMINAR a los clientes que pagan más de los que pagan menos. Cuando se contrata con una mayorista, (Imserso), los clientes tienen derecho a recibir las mismas prestaciones que cualquier otro cliente del hotel. Yo soy director de hotel, (ahora jubilado), y durante años he contratado en mi hotel de cuatro estrellas en Lanzarote y los clientes recibían las mismas prestaciones que cualquier otro cliente, incluidas las comidas, como es lógico. El precio era reducido, pero cuando tenía poca ocupación me venían bien; los años en que preveía tener una mayor ocupación con clientes que pagarían precios más altos, no contrataba con el Imserso y no pasaba nada, pero jamás hubiera hecho diferencias tan humillantes con los clientes, ni el Imserso lo hubiera permitido. No comprendo cómo aquí si lo permiten. En vista de la negativa de la directora, (una abogada con un máster en turismo, pero no una hotelera), insistí en que no aceptaba someterme a las condiciones degradantes que impone y que prefería marcharme si me rembolsaban el importe de la estancia, lo cual aceptó, (aún no he recibido la transferencia). Almorzamos en el restaurante, pagamos nuestro menú del día, que estaba bastante correcto, volvimos a hacer la maleta y nos fuimos carreterita adelante a Sevilla, de donde habíamos venido 5 horas antes...... Un autentico abuso

El hotel recuerda a los balnearios de otra época. Precioso. Los empleados son amables, serviciales y simpáticos. Todo lo solucionan al momento. El paseo hasta el balneario, una delicia. Hay una especie de microclima en todo el entorno, gracias a las plantas y al riego. La comida, variada y bien elaborada. El balneario es un lujo, con unos trabajadores magníficos. Volveré, sin duda.

El hotel no es de actual creación pero está muy limpio y cuidado. Las habitaciones están bien de tamaño. El personal es superamable y atento, en el restaurante del hotel se come muy bien y muy buena relación calidad precio. Las consumiciones son baratas y bien servidas