Melani S
9 de mayo de 2025
Un hotel en plena naturaleza, donde cada rincón está cuidadosamente pensado. Nuestra habitación era amplísima, luminosa y con unas vistas preciosas al jardín. La limpieza, impecable. El restaurante, un auténtico lujo para los amantes de la buena cocina: sabores mediterráneos únicos, elaborados con mimo y creatividad. Disponían de bicicletas para los huéspedes, y aprovechamos para recorrer el carril bici que lleva hasta las playas cercanas: una experiencia maravillosa. Además, el equipo del hotel organizó toda nuestra estancia con un trato exquisito: paseo en barco, ruta a caballo, un Sunset con pic nic, restaurantes y un masaje que fue pura relajación. Volveremos sin duda, y ojalá sea muy pronto.